Museo Frida Kahlo en Coyoacán Por Abraham Cababie Daniel


Abraham Cababie Daniel. FOTO MUSEO FRIDA KAHLO EN COYOACÁN 

Cada museo guarda dentro de sí, un enorme tesoro tanto cultural cómo histórico, sin pasar desapercibido lo complejo o simple de su Arquitectura.

Muchos han sido edificados bajo enfoques vanguardistas, pero también hay casos que los cimientos de estos mismos, han sido elegidos bajo razones meramente significativas, para de cierto modo, armonizar con la temática de sus exposiciones.
 
Abraham Cababie Daniel. FOTO MUSEO FRIDA KAHLO EN COYOACÁN
Tal es el caso de la Casa Azul o Museo de Frida Kahlo, cuya antigua casona fue construida en el año 1904 por el padre de la misma, Don Guillermo Kahlo. Posterior a la muerte de Frida, la casona fue convertida en museo el cual fue inaugurado en el año de 1958.

Con una construcción de 800 m2 y un terreno de 1200 m2, la Casona Azul situada en las entrañas de Coyoacán, es un lugar enigmático donde la cultura y el arte emergen a modo natural. En el  año 1937 se compró el predio de 1,040m2 que hoy ocupa el jardín.
 
Abraham Cababie Daniel. FOTO MUSEO FRIDA KAHLO EN COYOACÁN
En 1946 Diego Rivera le pidió a Juan O’Gorman la construcción del estudio de Frida. Se utilizaron materiales de la zona: piedra volcánica o basalto, muy representativo por haber sido utilizado por los aztecas para construir pirámides y tallar sus piezas ceremoniales.

Al contemplar tanto la Arquitectura sencilla de la casona y el sentido decorativo de tan atrayente temática mexicana, se puede comprender la fuerte influencia que tanto Diego cómo Frida, tenían en su vida cotidiana; es así que La Casa Azul se convirtió en una síntesis del gusto que Frida y Diego tenían por el arte y la cultura de este pintoresco y alegre país.

Visitar está casona adaptada como museo aporta una experiencia inolvidable.

Abraham Cababie Daniel

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"La alegría simple de tomar una idea en tus propias manos y darle la forma apropiada es emocionante”, es una de frase de George Nelson que me fascina, porque es exactamente lo que ocurre en mi labor como desarrollador.

La arquitectura va más allá de una simple disciplina que además de diseñar, proyecta y construye alguna edificación, es todo un arte de visualizar un espacio vital, y digo vital porque es realmente necesario construir para nosotros un presente, pero más importante, un futuro para los nuestros.

Los grandes edificios y departamentos se construyen y se habitan. Las grandes plazas y centros comerciales se planean, se levantan y se disfrutan. Las obras arquitectónicas se aprecian, se discuten, pero nada de lo que planeamos y construimos se olvida.


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