CUBIERTA DEL ESTADIO OLÍMPICO DE MÚNICH, ALEMANIA

El Estadio de Múnich, Alemania, es un complejo deportivo construido entre 1968 y 1971, cuya finalidad fue la de servir como sede a los Juegos Olímpicos de 1972 y al Mundial de fútbol de 1974.




En esta obra, el arquitecto Frei Otto, ganador del premio Pritzker 2015, cubrió una superficie de 74,800 metros cuadrados con una red de malla rectangular de cables pretensados, distanciados en 75 centímetros hacia ambos lados, de longitud variada entre 440 y 65 metros, ángulo de intersección variable, lo cual hace posible que se adecúe a las curvaturas que posee el estadio; además, proporciona protección a otros equipamientos del complejo deportivo, unificando los elementos del Parque Olímpico.

El cerramiento de la estructura se realizó con lámina de poliéster revestida de PVC, de 2.9 metros por 29 por cuatro milímetros de espesor. Doce mástiles de acero de más de 80 metros de longitud soportan la tela y son elementos estructurales encargados de trasmitir las cargas hacia la parte firme. Esto lo hacen de manera inclinada, mediante nudos de acero de fundición, con un sistema de anclajes por medio de atornillados y tensados.

El también ingeniero estructural Otto, anhelaba crear el mínimo impacto sobre el parque, como si de un velo extendido sobre la colina se tratara, adaptándolo a las formas marcadas por el diseño que el arquitecto Günter Benisch propuso para todo el complejo deportivo.

La obra le daba la espalda a la Alemania nazi, dejando de lado al Estadio Olímpico de Berlín, donde fueron organizados los Juegos Olímpicos de 1936. Este complejo se considera uno de los más representativas en el trabajo del arquitecto de Frei Otto, quien murió a los 90 años de edad, 24 horas antes de que anunciaran su designación como ganador del máximo galardón a la arquitectura, Premio Pritzker 2015.


Abraham Cababie Daniel

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"La alegría simple de tomar una idea en tus propias manos y darle la forma apropiada es emocionante”, es una de frase de George Nelson que me fascina, porque es exactamente lo que ocurre en mi labor como desarrollador.

La arquitectura va más allá de una simple disciplina que además de diseñar, proyecta y construye alguna edificación, es todo un arte de visualizar un espacio vital, y digo vital porque es realmente necesario construir para nosotros un presente, pero más importante, un futuro para los nuestros.

Los grandes edificios y departamentos se construyen y se habitan. Las grandes plazas y centros comerciales se planean, se levantan y se disfrutan. Las obras arquitectónicas se aprecian, se discuten, pero nada de lo que planeamos y construimos se olvida.


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