Un gigante resistente.
El edificio Miguel E. Abed está ubicado en el Eje Central Lázaro Cárdenas a la altura del Centro Histórico, y ha estado ahí desde 1955. Tal vez por eso sea que pasa tan desapercibido. Está rodeado de edificios que conservan un dejo de la época colonial y que son parte de la historia misma. Algunos son recintos culturales o no son más que oficinas.
Si te digo que en nuestro protagonista del día sólo se va a trabajar pues no hay tanto chiste como en otras ocasiones con otros edificios, pero este se yergue como un símbolo del progreso. Había, a mediados del siglo pasado, muchas compañías que venían a nuestro país con el propósito de establecerse, por ello requerían de un gran edificio funcional y vanguardista.
Tiene entre sus muchas bondades, el haber sido el edificio más alto de México, al menos por un año, hasta que se terminó la construcción de la Torre Latinoamericana. Y también fue uno de los primeros edificios que contemplaba la complicación del suelo de la Ciudad de México al estar localizada sobre un lago.
Por ello se puso empeño en levantar un edificio que resistiera movimientos sísmicos de gran escala. Y al parecer hicieron un gran trabajo pues no sufrió daño alguno en el terremoto de 1985, el más fuerte que haya padecido nuestro país. Desde entonces, ha resistido al menos 15 movimientos telúricos de gran intensidad.
Tiene una altura total de 125 metros de altura en la que se distribuyen sus 35 pisos. Hoy ya no es el edificio más alto de México, ni siquiera está en el “top ten”. Pero es un gigante que, al parecer, va a estar acompañando al Centro Histórico por un buen rato. Por ello, creo, bien vale la pena levantar la vista al menos por un momento, y admirarlo.
Abraham Cababie Daniel.