Caminando por la increíble
ciudad de Madrid es imposible no notar la presencia del Edificio España. Una
enorme fachada, imponente se yergue al firmamento. Frente a él, un enorme
parque con escasos árboles, como si de un tapete de bienvenida se tratara.
La fachada es inconfundible, pues a sus costados solo hay edificios convencionales si se le compara con nuestro protagonista del día. Es del tipo escalonada siendo su punto más alto el central y los dos a los costados son de menor nivel. Es de color marrón al centro y colores más claros a los costados. Y aunque pareciera no haber envejecido ni un momento por la forma en la que combina con la ciudad, esto es solo una apreciación, puesto que su construcción data de 1948.
Este proyecto es obra de la
familia Otamendi quienes lo hicieron realidad a través de la Compañía
Inmobiliaria Metropolitana y se tardaron un total de cinco años en finalizarlo.
Para ello, José María Otamendi fungió como ingeniero y Julián Otamendi el arquitecto.
Para ello utilizaron hormigón en la fachada, de ahí el característico color.
Sus años mozos han quedado
atrás, pues hasta el 2006 dio cabida al Hotel Crowne Plaza, además de un enorme
centro comercial, algunos departamentos y hasta oficinas. Pero posterior a ello
entró en desuso.
No fue sino hasta hace un
par de años, en 2014 cuando se le brindó una nueva oportunidad de tomar un
segundo aire a través de su compra, la cual efectuó Wang Jianlin, un millonario
de origen chino que accedió, por petición del Ayuntamiento, a que se conservara
intacta la fachada. Por lo que nos podemos dar una idea de cuán importante es.
Hoy está un poco lejos de
volver a ser lo que solía pues aún no se terminan de hacer los movimientos de
compra-venta. Ojalá estos terminen
pronto para que vuelva a lucir tan bien por dentro como lo hace por fuera.
