Pekín figura
mundialmente como una de las grandes metrópolis de actividad intensa, y de alta
importancia para el emblema chino; hasta el 2013 se consideraba que le
habitaban aproximadamente 21 150 000
personas, hoy día ese número debe variar aún más. De actividad económica vital
es también uno de los puntos estratégicos para su población por ende la demanda
de vivienda y la necesidad de transporte así como su alta actividad industrial
le ha socavado la calidad de aire, lo cual la ha ido sumergiendo en una ciudad
de tintes grises que por días llega a tener alerta entre los ciudadanos por
ello es común ver a los transeúntes portar mascarillas anti contaminantes.
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Por ello el arquitecto
Stefano Boeri ha diseñado un ambicioso proyecto que podría estar listo y en
funcionamiento para el siguiente año 2018; y el cual consiste en la
construcción de dos arboedificios, cercano el uno al otro, donde árboles,
plantas y arbustos cubrirán 65.000 pies cuadrados de fachada. Para ello se
estima el uso y plantación de 1000 árboles, de 23 especies diferentes, y más de
2.500 arbustos nativos que ayudarán a regenerar la biodiversidad local.
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La torre más
alta tendrá 200 metros de altura, y 35 plantas, y albergará oficinas, un museo,
una escuela de arquitectura verde y un club privado. La segunda torre poseerá 108 metros de altura, y conformará entre sus
pisos un hotel con 247 habitaciones y con una piscina en la azotea. En su base,
ambas alojarán tiendas, restaurantes y salas de conferencias. Cuyo objetivo
final será absorber 25 toneladas de CO2 al año, aportando unos 60 kg de oxígeno
diarios, equivalente al que producen unos 6000m2 de bosque.
Abraham Cababie Daniel
