Uno de los
principales problemas para la nueva generación de estilos y productos verdes o
ecológicos ha sido lo difícil de su incursión en el medio comercial y ganar la
aceptación del público en general. Debido a los costos que se elevan por la
escasa demanda que presentan, más poco a poco el instinto ecológico ha tenido
que abrirse paso con mucho trabajo y expectación al límite. Pues aunque hoy en
día mucho se habla de medios amigables con el ambiente, lo cierto es que la
incursión de estas mismas medidas es aún lenta y su demanda va creciendo a
pasos aún muy por debajo de lo que se esperaría.
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Sin embargo, para muchos arquitectos y firmas comprometidas con la iniciativa han tenido que improvisar buscando opciones económicas donde experimentar sus equipamientos sencillos, como lo es el caso del estudio brasileño Terra e Tuma, que encontró en Sao Paulo el lugar perfecto para experimentar, cuyo resultado es la casa Maracaná, que es lo mismo que una vivienda o un happening.
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Cuyo diseño
incluye el despojamiento material con los grandes bloques de ladrillo a la
vista, por medio de lo cual se pretende demostrar que para conseguir lo máximo
hay que dotarse de lo mínimo. Los planos que definen la geometría -opaco en la
materialidad grisácea, claro en las superficies vidriadas o vibrantes en el
mural de acceso- muestran su presencia como un nuevo evento en los alrededores
bucólicos, donde las personas se preguntan curiosas sobre esta nueva
construcción. Estar en la casa de la calle Maracaná es estar en Lapa, es vivir
juntos con sus peculiaridades con la esperanza de descubrir hasta donde sus
espacios nos puede llevar y con la posibilidad de contemplar los techos rojizos
de las construcciones vecinas y la fachada de la iglesia que corona el
distrito, mientras el sol se pone en el horizonte de São Paulo.
Abraham Cababie
Daniel
