El segundo aire del teatro Grand Splendid

Los edificios que toman una nueva vida luego de cumplir su propósito me parecen fascinantes.
Pueden ser lo que sea. Hay algunos, por supuesto, de los cuales se puede prescindir, echarlos abajo y crear algo nuevo; pero otros logran sobreponerse al tiempo y se adaptan. Ese es el caso de El Ateneo Grand Splendid.




Este  imponente  edificio  ubicado  en  Buenos  Aires,  Argentina,  hoy  es  una  biblioteca,  pero  a principio de siglo XX -en 1917- fue  concebido  como teatro. El precursor de su construcción fue
Mordechai David Glücksman, a quien todos se referían simplemente como Max. Lo interesante es que no se empezó este proyecto desde cero, Grand Splendid fue erigido sobre los restos del
Teatro Nacional Norte.

A pesar de que había una base para la obra, les tomo un par de años tenerlo listo, de tal manera que se  inauguró  en  mayo  de  1919.  La  asignación  para  el  diseño  de  la  nueva fachada  fue a  los arquitectos  Peró  y  Torres  Armengol,  pero  quienes  lo  hicieron  realidad  fueron Pizoney  y Falcope.

Para  cuando  lo  terminaron,  el  teatro  tenía  una  capacidad  para  unas  quinientas personas  y pusieron  cuatro  palcos  en  fila,  para  la  comodidad  de  los  espectadores.  Pero no sólo los
visitantes  se  sintieron  como  en  casa,  una  gran  cantidad  de  artistas hicieron lo propio.  Por ejemplo, Carlos Gardel grabó aquí; e inclusive me contaron que Max le enseñó cómo dar potencia a su voz.

Uno de los puntos más bellos de teatro es su cúpula. En ella, el pintor Nazareno Orlandi plasmó una obra sumamente delicada dedicada a la paz, pues fue realizada cuando la Primera Guerra
Mundial estaba llegando a su fin. 

En esta escena, la paz está representada por una hermosa mujer y a su alrededor varias personas fungen  como  embajadores  de  las  partes  involucradas  en  el  conflicto.
Aquí también converge la tecnología, como alegoría de la asimilación de los nuevos avances.

En el año 2000, Grupo Ilhsa firmó un contrato para hacerse cargo a lo largo de una década del lugar. Así que invirtió tres millones de pesos argentinos y remodeló el espacio conservando la
esencia del  mismo.  Así  que  establecieron  ahí  una  sucursal  de  la  librería  El Ateneo  e  hicieron que se integraran los estantes y aparadores al teatro.

Inclusive  conservaron  algunos  sillones  para  que  la  gente  pueda  leer  ahí.  De esta  manera,  El Ateneo Gran Splendid está destinado a seguir albergando historias.


Abraham Cababie Daniel.

Sociales Perfiles

Twitter Facebook Google Plus LinkedIn RSS Feed Email Pinterest

ENTRADAS POPULARES

Blog Archive

Con la tecnología de Blogger.

Abraham Cababie Daniel

"La alegría simple de tomar una idea en tus propias manos y darle la forma apropiada es emocionante”, es una de frase de George Nelson que me fascina, porque es exactamente lo que ocurre en mi labor como desarrollador.

La arquitectura va más allá de una simple disciplina que además de diseñar, proyecta y construye alguna edificación, es todo un arte de visualizar un espacio vital, y digo vital porque es realmente necesario construir para nosotros un presente, pero más importante, un futuro para los nuestros.

Los grandes edificios y departamentos se construyen y se habitan. Las grandes plazas y centros comerciales se planean, se levantan y se disfrutan. Las obras arquitectónicas se aprecian, se discuten, pero nada de lo que planeamos y construimos se olvida.


Abraham Cababie Daniel

Copyright © Abraham Cababie | Powered by Blogger
Design by Lizard Themes | Blogger Theme by Lasantha - PremiumBloggerTemplates.com