La ópera de Sídney: un emblema

Probablemente una de las siluetas que más fácil es de recordar en el mundo, sea la de la Ópera de Sídney, a muchos se les quedó grabada la particular forma de las cinco estructuras que destacan en la superficie mismas que podrían semejar la aleta de un tiburón. Quizá, algunos hayan memorizado la forma porque durante las Olimpiadas de Sídney 2000, éste era uno de lugares más recurrentes para transmitir.



Este diseño fue en su momento algo innovador, rompía normas de lo que debía ser un lugar para albergar otras formas de arte. Empecemos señalando el hecho de que casi pareciera flotar sobre la superficie del agua, esto se debe a que está suspendido sobre 580 pilares que están hundidos unos veinticinco metros en el mar.


La idea de llevar a cabo un proyecto de esta magnitud empezó a gestarse hacia la mitad del siglo pasado y fue el arquitecto de origen danés Jørn Utzon quien ganó el concurso del diseño. Pero tardó bastante tiempo en estar listo; la sola construcción de la plataforma donde quedaría asentado el edificio les tomó cuatro años, entre 1959 y 1963.


Después, en una segunda etapa, hicieron las bóvedas externas, es decir, las parábolas que coronan el edificio. Estas fueron fabricadas previamente e invirtieron cuatro años más en la tarea de tenerla lista. La última etapa, la que correspondía al interior no tomó menos tiempo; de hecho fue con la que más tardaron pues el propósito del proyecto siempre fue que se escuchara lo mejor posible cercano a la perfección, así que es comprensible que fuera preciso emplear 6 años más.

El tiempo resultó ser lo de menos, cuando se dieron cuenta de que el arquitecto había sobrepasado el presupuesto en 1,400% por lo que hubo una ruptura entre el gobierno y el arquitecto, lo que por fortuna pudieron solucionar y en el año 2007 fue declarado Patrimonio de la Humanidad.


Ahora que vayas a Australia, bien vale la pena que te detengas a admirar el gran esfuerzo que hay de por medio en este recinto.



Abraham Cababie Daniel.

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Abraham Cababie Daniel

"La alegría simple de tomar una idea en tus propias manos y darle la forma apropiada es emocionante”, es una de frase de George Nelson que me fascina, porque es exactamente lo que ocurre en mi labor como desarrollador.

La arquitectura va más allá de una simple disciplina que además de diseñar, proyecta y construye alguna edificación, es todo un arte de visualizar un espacio vital, y digo vital porque es realmente necesario construir para nosotros un presente, pero más importante, un futuro para los nuestros.

Los grandes edificios y departamentos se construyen y se habitan. Las grandes plazas y centros comerciales se planean, se levantan y se disfrutan. Las obras arquitectónicas se aprecian, se discuten, pero nada de lo que planeamos y construimos se olvida.


Abraham Cababie Daniel

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