El origen del Museo Universitario del Chopo

Muchas personas están familiarizadas con el Museo Universitario del Chopo, sobre todo si pertenecen a la comunidad universitaria, pues éste es uno de los espacios más recurrentes para exposiciones especiales, eventos culturales, performances y hasta conciertos de rock. Muchos reconocen la fachada que asemeja a una iglesia o a un templo, pero en realidad está adscrita al estilo Jugendstill, que fue la respuesta alemana al Art Nouveau. Su diseño fue trabajo de Bruno Möhrong como un lugar destinado a guardar maquinaria relacionada con la metalurgia. Una de sus bondades es que se puede armar y desarmar la estructura.
De hecho su origen viene desde principio del siglo pasado, específicamente 1902, cuando se montó dentro de ella la Exposición de Arte e Industria Textil, en Düsseldorf, Alemania. Unos meses más tarde, el empresario mexicano José Landero y Coss compró una parte y lo trajo a nuestro país con los mismos fines: realizar exposiciones de productos artísticos e industriales.
Aunque como ya mencioné, esta es armable, su construcción aquí tomó cuatro años en total. Para 1905, ya estaba listo. El responsable de esto fue el ingeniero Luis Bacmeister en una naciente Santa María La Ribera y era importante porque esa era la primera colonia con planeación de por medio.
Pero ese mismo año, Landero y Coss se tuvo que declarar en bancarrota y rentar a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, como una extensión del Museo Nacional de Historia Natural, su pabellón. En 1929 se le cedió a la Universidad Nacional Autónoma de México. Se le administró de tan mala manera que se deterioró al grado de que lo querían comprar como fierro viejo, afortunadamente se retractaron y en 1973 se le dio segunda vida. Hoy tiene mucho que ofrecer, si lo visitas, no olvides detenerte a admirar unos minutos la fachada, bien vale la pena. Abraham Cababie Daniel.

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"La alegría simple de tomar una idea en tus propias manos y darle la forma apropiada es emocionante”, es una de frase de George Nelson que me fascina, porque es exactamente lo que ocurre en mi labor como desarrollador.

La arquitectura va más allá de una simple disciplina que además de diseñar, proyecta y construye alguna edificación, es todo un arte de visualizar un espacio vital, y digo vital porque es realmente necesario construir para nosotros un presente, pero más importante, un futuro para los nuestros.

Los grandes edificios y departamentos se construyen y se habitan. Las grandes plazas y centros comerciales se planean, se levantan y se disfrutan. Las obras arquitectónicas se aprecian, se discuten, pero nada de lo que planeamos y construimos se olvida.


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