Torre Virreyes, una porción del legado de Teodoro

Hace unos días hablábamos de la importancia del legado que deja a su muerte el arquitecto Teodoro González, y apuntamos esto haciendo referencia a uno de sus grandes proyectos como lo es el Museo Tamayo por la forma en que se congracia con el ambiente y el tiempo parece no pasar por él. Bueno, pues esta vez nos encontramos frente a la Torre Virreyes. Un edificio que semeja una gran columna con un breve pliegue en forma de V, obra que inició su construcción en el 2014 y apenas tomó unos meses, gracias a los materiales y técnicas que aceleran el proceso de ver una obra culminada en menos tiempo. Nos referimos ahora a este edificio porque pertenece a una especie de “movimiento” de grandes corporativos que por fuera no luzcan como simples oficinas, sino que además hagan lucir a la ciudad y, se vea renovada a la vez que conserve su historia. He ahí el reto de estos edificios.

Éste en particular, que tiene no más de un par de años erguido, se juntan no sólo la modernidad sino también la optimización de los recursos. Se reutiliza el agua con fines de riego, iluminación LED de muy bajo costo y muchas otras características que lo hacen amigable con el medio ambiente. Su construcción fue responsabilidad de la compañía Arup de Inglaterra, quienes tuvieron en consideración las posibilidades de que suceda un temblor de gran intensidad y así tomar precauciones. Su altura total es de 212 metros. Además del uso corporativo, también tiene espacios destinados al comercio o a la visita común. Pues tiene un auditorio, área de comida y espacios comerciales. Como dato extra, tiene uno de los estacionamientos subterráneos más profundos registrados, con 16 niveles y espacio para unos 2,300 autos. Abraham Cababie Daniel.